SINOPSIS
“Teresa”, “Amanda” y “Belén”, crecieron a la sombra de un padre que adoró a su mamá, no hasta su muerte, también después de la muerte, con la misma devoción del primer día.
A “Wenceslao” le duele “Manuela” como si el tiempo no hubiera pasado. Y así estas tres hijas, una intelectual, otra sumisa y la otra inocente, viven el amor como una cosa única, inamovible: como una cadena perpetua, una ruleta rusa donde sólo hay un chance de acertar. Y claro, visto así, las tres juran que acertaron. “Teresa” con “José Manuel”; “Amanda” con “Tomás” y “Belén” con “Dantón”…
Pero a el marido de “Teresa” se le van a atravesar unos piernones, que serían irrelevantes, de no ser porque lo descubren; “Amanda” va a saber que el verdadero amor no es el hombre con quien se casó, sino el que acaba de conocer a los 36 años, casada con otro y con dos hijos de otro; “Belén” solterísima y esperando su primer hijo, adora a “Dantón” y jura que todas sus historias son verdades como casas, y que él va a volver .Es más, ni siquiera necesita un cuento. Ella sólo quiere que “Dantón” vuelva. El siempre vuelve…
Así, las vamos a acompañar a descubrir lo que es el divorcio, la traición y la decepción. Las vamos a acompañar a averiguar que el amor es uno sólo, sí, como siempre dice “Wenceslao”… pero puede cambiar de sonrisa y de bigotes.
Cuando las encontramos por primera vez, “Belén” va a estar en lo que siempre está: tratando de sobrevivir, feliz con su barriga y esperando a “Dantón”. Ni se imagina que ella es la tercera en la lista de amores de su novio, y mucho menos que a veces las historias más grandes llegan sin hacer ruido y con un dulcito de fresas en la mano.
“Teresa”, tan moderna, tan lúcida siempre, va a perder la cordura cuando se enfrente al demonio de los celos. Va a comenzar a entender la rabia de sus pacientes, el fuego en la boca del estómago. La certeza de que me voy a morir en este instante, porque este dolor no lo aguanto ni un minuto más.
“Amanda” por su parte, comienza a zafarse, con cuidadito y de puntillas, del cerco feroz de su rutina matrimonial. Se estrena como gerente de una peluquería, feliz de salir de nuevo a la vida, feliz de respirar completo por primera vez en mucho tiempo. Claro, con horario de oficina y pasticho congelado para que “Tomás” no se ponga bravo… Entre el ruido de los secadores va a conocer a “Rodrigo”. Y en la comparación, su marido se va a convertir en lo que es: Un patán.
Y también está “Eugenia”, la mayor de las nietas, la próxima generación que niega a ver la vida como la ven las mujeres de su familia: Para ella, querer es un asunto de emergencia y sin complicaciones. Hasta que se le complique el corazón, como a todo el mundo.
La vida de nuestras mujeres va a girar en torno a esa peluquería, donde dos trabajan y las otras son clientas y confidentes… Y en ella, el resto de nuestros personajes: El estilista que se equivocó de closet; la manicurista, que se equivocó de novio; el panadero de enfrente, que se equivocó en todo y la espiritista, que intenta averiguarles el alma a las clientas, mientras se arreglan el cuerpo.
A “Wenceslao” le duele “Manuela” como si el tiempo no hubiera pasado. Y así estas tres hijas, una intelectual, otra sumisa y la otra inocente, viven el amor como una cosa única, inamovible: como una cadena perpetua, una ruleta rusa donde sólo hay un chance de acertar. Y claro, visto así, las tres juran que acertaron. “Teresa” con “José Manuel”; “Amanda” con “Tomás” y “Belén” con “Dantón”…
Pero a el marido de “Teresa” se le van a atravesar unos piernones, que serían irrelevantes, de no ser porque lo descubren; “Amanda” va a saber que el verdadero amor no es el hombre con quien se casó, sino el que acaba de conocer a los 36 años, casada con otro y con dos hijos de otro; “Belén” solterísima y esperando su primer hijo, adora a “Dantón” y jura que todas sus historias son verdades como casas, y que él va a volver .Es más, ni siquiera necesita un cuento. Ella sólo quiere que “Dantón” vuelva. El siempre vuelve…
Así, las vamos a acompañar a descubrir lo que es el divorcio, la traición y la decepción. Las vamos a acompañar a averiguar que el amor es uno sólo, sí, como siempre dice “Wenceslao”… pero puede cambiar de sonrisa y de bigotes.
Cuando las encontramos por primera vez, “Belén” va a estar en lo que siempre está: tratando de sobrevivir, feliz con su barriga y esperando a “Dantón”. Ni se imagina que ella es la tercera en la lista de amores de su novio, y mucho menos que a veces las historias más grandes llegan sin hacer ruido y con un dulcito de fresas en la mano.
“Teresa”, tan moderna, tan lúcida siempre, va a perder la cordura cuando se enfrente al demonio de los celos. Va a comenzar a entender la rabia de sus pacientes, el fuego en la boca del estómago. La certeza de que me voy a morir en este instante, porque este dolor no lo aguanto ni un minuto más.
“Amanda” por su parte, comienza a zafarse, con cuidadito y de puntillas, del cerco feroz de su rutina matrimonial. Se estrena como gerente de una peluquería, feliz de salir de nuevo a la vida, feliz de respirar completo por primera vez en mucho tiempo. Claro, con horario de oficina y pasticho congelado para que “Tomás” no se ponga bravo… Entre el ruido de los secadores va a conocer a “Rodrigo”. Y en la comparación, su marido se va a convertir en lo que es: Un patán.
Y también está “Eugenia”, la mayor de las nietas, la próxima generación que niega a ver la vida como la ven las mujeres de su familia: Para ella, querer es un asunto de emergencia y sin complicaciones. Hasta que se le complique el corazón, como a todo el mundo.
La vida de nuestras mujeres va a girar en torno a esa peluquería, donde dos trabajan y las otras son clientas y confidentes… Y en ella, el resto de nuestros personajes: El estilista que se equivocó de closet; la manicurista, que se equivocó de novio; el panadero de enfrente, que se equivocó en todo y la espiritista, que intenta averiguarles el alma a las clientas, mientras se arreglan el cuerpo.
“Arroz con leche” es la nueva obra dramática que Venevisión tiene en pantalla de lunes a sábados a las nueve de la noche, bajo la rúbrica de la escritora y periodista Doris Seguí, contando con las actuaciones estelares de Eileen Abad, Marlene De Andrade y Alba Roversi; acompañadas por Juan Carlos García, Luis Gerónimo Abreu, Carlos Cruz, Henry Soto y Manuel Salazar.